viernes, 19 de marzo de 2010

Estamos en capilla

Como diria un castizo, estamos en capilla. Nos restan siete días para que comiencen los primeros desfiles procesionales del Viernes de Dolores o Último Viernes de Cuaresma. Cualquiera que se deje caer por la Catedral Nueva o por otras iglesias, observará que se habrán añadido nuevos elementos a su mobiliario. Serán algunos de los diferentes pasos  que veremos procesionar en la tan cercana Semana de Pasión. Si no recuerdo mal, mañana sábado se realizará el traslado del paso de Ntra. Sra. de la Soledad, de los de la Real Cofradía de Cristo Yacente, el de Ntra. Sra. de la Piedad, etc. Mañana comenzarán las prisas, patas que cojean, tuercas que se aflojan, sonidos extraños en la madera en los últimos ensayos, pero por encima de todo ello, la ilusión de la cercanía de nuestro desfile procesional, de la salida a la calle de la imagen a la que le tenemos devoción. Tambien comienza, si es que no ha comenzado ya, la cuentra atrás para los diferentes responsables de las cofradías y hermandades. Por suerte son varios los jefes de paso a los que conozco y para ser sinceros, no los envidio. Todo son quebraderos de cabeza, llamadas a la colaboración, ya sabemos que esto no es Sevilla, que aquí nos cuesta más, aunque al final estamos.
Cada desfile procesional es una incertidumbre, nunca se sabrá hasta minutos cuantos hermanos van a procesionar, si serán más o serán menos que el año anterior, si estarán reparados a tiempo aquellos elementos que se deterioraron el año anterior y lo peor, la previsión meteorologica. No hay mayor desconsuelo que quedarse con la procesión formada a las puertas del templo y no poder salir a causa de la lluvía. De este tema podrían impartir un master los hermanos del Cristo de la Vela. Casi todas las hermandades alguna vez no han podido procesionar pero ellos... Les deseo toda la suerte meteorologica del mundo.

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